Muchos hombres se imaginan una vetustez acompañada con la mujer que anhelan, mas son en verdad muy pocos los que están sembrando la semilla del amor desde su hogar. Los frutos, como en la historia de la mujer que soñó con el blog, no llegan deprisa, sino que hay que sembrar siempre y en toda circunstancia para recoger.
